Por Sonia Moreno
En el año 1996 tomé la dura y difícil decisión de emigrar a este país debido a las condiciones en el mío, el que empeoraba políticamemte, económicamente, y socialmente. Mi primer hijo tenía solamente nueve meses, pero sabía que tenía que salir de Honduras para el beneficio de mi familia. En estos años, Florida se ha convertido en mi hogar. Es aquí donde, como una mujer sola, sigo luchando por mis hijos, tanto por el que sigue en Honduras como por los dos hijos ciudadanos que están aquí.
Mi camino en los Estados Unidos ha sido lleno de triunfos y de angustia. Nunca le he temido al trabajo digno y honrada. He ejercido como cajera, supervisora en hoteles, y limpiadora, entre otras cosas. Cada uno de estos trabajos me ayudó a poner comida sobre la mesa de mi casa aquí y para mi primer hijo en Honduras. Actualmente soy organizadora comunitaria para los beneficiarios del estatus de protección temporal (TPS). Esta comunidad está compuesta por personas de más de 12 países, incluyendo a Honduras, Nicaragua, Haití, Nepal, Camerún y muchos más. Aunque venimos de distintas partes del mundo, tenemos sueños en común.
Mi trabajo me permite ver cómo una madre indígena de Guatemala tiene tanto en común con una madre de Camerún. Aunque sus inicios hayan sido en dos continentes divididos por un gran océano, las dos desean superación y mejores oportunidades para sus familias. Conocemos a la esperanza íntimamente. Pero también conocemos el miedo.
Mi relación con el miedo ha sido el motivo de mi superación. Estuve muchos años paralizada mentalmente y físicamente por miedo a estar sola, a enfermarme, a mil cosas que pudieron o no pasar. Porque aunque hoy día no tengo ningún tipo de estatus, tengo hijos ciudadanos de este país. Vivo con miedo a que me separen de mis hijos y vivo con la carga de saber que mis hijos también tienen miedo.
Al principio, no hacía público mi estatus, aunque nunca me he avergonzado del mismo, sí me ha producido temor. Hoy, el miedo sigue presente, pero he dado un paso adelante para ayudar y darle voz a personas como yo. He aprendido, poco a poco, a perseverar por encima de los temores.
Como organizadora de TPS para la Coalición de inmigrantes de la Florida, educo a los beneficiarios de TPS y a personas con diversos estatus migratorios. La educación que les llevo ayuda a estas personas a no sentirse tan solans. Somos un espejo en el que las personas se pueden identificar.
Estoy orgullosa de mi trabajo. Ahora mismo estoy trabajando para la nueva reasignación de TPS para Centroamérica, incluyendo a Guatemala. Y me llena de alegría ver que mis hijos se enorgullecen de su madre cada día.
La vida de una persona indocumentada o con estatus temporal puede ser muchas cosas, pero dentro de nuestras diferencias culturales todos queremos lo mismo: el porvenir de nuestra familia y mejores oportunidades de vida. Afortunadamente, estamos en un momento histórico en donde hay una luz al final del túnel para un alivio migratorio a través de la reconciliación presupuestaria. Es tiempo de que nuestros congresistas se armen de valor y sean campeones para nuestras comunidades.
Si nosotros podemos dejar atrás el miedo, ¿por qué nuestros legisladores no?
Cada decisión que nuestros legisladores toman nos afecta a todos, independientemente de estatus. Ellos son los que deciden muchos aspectos de nuestra vida diaria. Yo sé que hay varios que obran en contra de los inmigrantes, que nos echan de menos aunque la data pruebe que somos invaluables para la economía de este país. Mientras que el Senador Marco Rubio puede creer que la ciudadanía para inmigrantes es lo peor que puede pasar, no puede negar que cada inmigrante que hace el viaje más peligroso de sus vidas, como lo hicieron sus abuelos, deja todo por una esperanza.
Es tiempo que nuestros legisladores dejen el miedo y sigan el ejemplo del inmigrante.
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Sonia Moreno es organizadora de TPS para la Coalición de inmigrantes de la Florida. Twitter: @FLImmigrant.