Bad Bunny contra la mamabichocracia de Puerto Rico (OPINIÓN)

Aug 2, 2022
5:52 PM

Benito Antonio Martínez Ocasio, also known as Bad Bunny, arrives at the premiere of ‘Bullet Train’ on Monday, August 1, 2022, at the Regency Village Theatre in Los Angeles. (Photo by Jordan Strauss/Invision/AP)

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Bad Bunny sacudió a Puerto Rico este fin de semana, puso a la gente a bailar, hablo “malo”, criticó la situación del país. Dejo a las señoras cívicas de bien, políticos, religiosos, personajes de cierta edad y hasta al gobernador Pedro Pierluisi agarrándose sus collares de perlas, escandalizados ante tal magnífico perreo intenso colectivo.

Les puso el espejo en la cara y los confrontó con la verdad—que la generación del Conejo Malo está harta y no va a aguantar más la mamabichocracia.

Benito Antonio Martínez Ocasio, 28, mejor conocido como Bad Bunny, es un fenómeno sociológico netamente boricua. Su conexión con su generación y lo que la aqueja es lo que mueve masas—aparte de unos beats que se adueñan de tu cabeza.

Catalogado por la prensa anglo-sajona como “the World ‘s Newest Superhero“, él es el mayor exponente del género urbano en español y es un líder de opinión con identidad propia—especialmente en su tierra natal, Puerto Rico.

Es más grande que cualquier estrella de habla inglés, incluyendo a Beyoncé. Tiene el álbum de mayor venta en los últimos dos meses —más de 1.4 millón de copias de su álbum Un Verano Sin Ti desde que se lanzó al mercado en Mayo— y es el más escuchado en Spotify y YouTube, las dos plataformas musicales más grandes a nivel global, generando más de 3 mil millones de “streams”.

Ante miles de personas en el Coliseo y miles más en parques, plazas, y en la salas de sus casas, Bad Bunny dijo lo que muchos en la isla piensan, luego de interpretar la canción “El Apagón” (Yo no me quiero ir, que se vayan ellos).

“Tenemos todos los obstáculos encima. Tenemos un gobierno encima jodiéndonos todos los días. El peor sistema eléctrico, se los digo yo. Esta cabron que yo hago una gira, en el mundo entero, y lo que les voy a decir ahora no es chiste,” le dijo a un Coliseo abarrotado.

“El único lugar, el único lugar, donde cuando me voy a presentar tengo que poner como 15 plantas eléctricas industriales es aquí, porque no puedo confiar en el sistema eléctrico de Puerto Rico,” dijo.

LUMA pa’l carajo“, dijo Bad Bunny, con coraje en los ojos, y la euforia del público se sintió hasta en Brooklyn. “Pierluisi y todos los mamabichos que son dueños de Puerto Rico pa’l carajo”, añadió, y el Coliseo por poco se cae por el estruendo de un desahogo colectivo.

“El país es de nosotros, el país es de nosotros, y nosotros somos los que tenemos el control,” dijo. Ciertamente que sí—si van a las urnas en el 2024 y lo toman.

Eso espero.

Los boricuas jóvenes crecieron bajo una deuda de $70 mil millones, una Junta de Control, recortes a la educación, pensiones, y la salud. Se levantaron luego de los huracanes Irma y Maria, la tiraera del papel higienico del entonces Presidente Donald Trump, las muertes, los terremotos, los gobiernos corruptos, la pandemia y, para mas joder, la gentrificación de la isla bajo el Acta 60.

De todo este enjambre sale la Generación de “Yo no me dejo” —radicalizada por lo que ha vivido y harta de las mentiras de un gobierno fraudulento— como lo fue el del estadista Ricky Rossello y el ahora gobernador Pierluisi.

La cortina de humo que lanzaron los agarra perlas —que es un irrespetuoso mal hablado, un soldado de la izquierda y Dios sabe que más inventos (algunos lo comparan con un joven Fidel Castro)— no puede tapar la verdad: Bad Bunny le pertenece a su generación y dice las cosas en su propio idioma.

No es un movimiento político; por ahora es un perreo intenso social. Es un escape de las presiones sociales y el mensaje es claro y contundente: no más mamabichocracia, una agrupación de incompetentes gobernando la isla y que, alabando una supuesta estrategia, se lucran del banquete colonial.

Bad Bunny no ha dicho si es estadista, independentista o algo en el medio. Lo que sí ha manifestado, a viva voz, es lo que cada boricua sabe—que la isla no anda bien.

“Es una falta de respeto, el desplazamiento de mucha gente boricua que se tiene que ir de aquí, de Puerto Rico,” dijo Bad Bunny durante su concierto. “Es una falta de respeto que Puerto Rico se quede sin luz todos días, unas cinco, cuatro veces, y a mí nadie me lo cuenta. A mí nadie me cuenta esto. ¿Saben por qué? Porque yo vivo aquí. Yo vivo en Puerto Rico. Yo no me he mudado.”

“¿Saben qué es una falta de respeto? El sueldo a los maestros, el sueldo a los policías, eso es una falta de respeto. Es una falta de respeto que se sigan cerrando escuelas año tras año. Es una falta de respeto que haya gente en este país que no tenga acceso a un hospital y a un sistema de salud digno. Es una falta de respeto que sigan tratando de engañarnos y cogernos de pendejos, pero se cogieron con la generación que no se va a dejar, puñeta””

Obviar la fuerza de su mensaje bajo falsas agarradas de pecho y unos cuantos “que horrores” es ser sordo y ciego. Es cortarte la nariz aunque te destruya la cara.

Y lo más que les duele a los “powers that be” es que esto desmiente la narrativa que Pierluisi y sus allegados llevan empujando en Washington D.C.—todo está bien en la isla del encanto.

“Yo no quiero ser el más revolucionario, el más rebelde. Yo no quiero ser, qué sé yo, como quieran llamarme, el más independentista. Esto no se trata de ideales políticos. Esto no es nada en contra de los estadistas, de los estadolibristas,” dijo Bad Bunny.

“Esto se trata de dignidad y respeto de un país que está cansado de que nos cojan de pendejos año tras año. Y que las generaciones que van creciendo, la generación que va conmigo está consciente de eso, de que tiene la voz, de que tiene la fuerza y de que no nos vamos a dejar faltar el respeto nuevamente,” dijo. “Por eso tienen miedo”.

Los escandalizados son de una generación que se debería acordar de los Sex Pistols hablando malo en la televisión británica, the Clash y su “Combat Rock. Deberían aceptar que no saben que carajo hicieron durante los tres días del Festival Mar y Sol en Manatí.

Les recomiendo leer Llegaron los Hippies de Manuel Abreu—a ver si eso les hace recobrar memoria. Ustedes alguna vez fueron jóvenes, hablaron malo y cantaron canciones de la Nueva Trova Cubana y los Rolling Stones.

La verdadera falta de respeto es su hipocresía y las mentiras que la sustentan.

 

Bad Bunny vs. Puerto Rico’s Mamabichocracy

Bad Bunny shook things up in Puerto Rico this weekend, got people partying, used “bad” language, and criticized the island’s current situation. It left society ladies, politicians, right-wing religious leaders, people of a certain age, and even pro-statehood Gov. Pedro Pierluisi clutching their pearls, scandalized with the collective f–k-you to the mamabichocracy.  

He held a mirror up to their faces and confronted them with the truth—that Bad Bunny’s generation is fed up and will no longer tolerate the lies and corruption.

Benito Antonio Martínez Ocasio, 28, better known as Bad Bunny, is a sociological phenomenon entirely Boricua. His connection with his generation and what ails it moves the masses—and sick beats that get stuck in your head. 

Categorized by the anglo media as “the World’s Newest Superhero,” he is the greatest exponent of the urban genre in Spanish and is an opinion leader with his own identity—especially in his native Puerto Rico.

He’s more significant today than all English-speaking stars, including Beyoncé. Bad Bunny has the best-selling album of the last two months. Un Verano Sin Ti has sold more than 1.4 million copies since it came out. It’s the most streamed on Spotify and YouTube.

Before thousands of people in Puerto Rico’s Coliseo and thousands more in parks, plazas, and living rooms, Bad Bunny said what so many on the island think, after he sang “El Apagón” (“The Blackout”).

“We have all of the obstacles on top of us,” he told the audience at the Coliseo, the island’s most prominent concert venue.  “We have a government f–king with us every day. The worst electrical system, let me tell you. It’s f–ked that when I go on tour, anywhere in the world, and what I am going to tell you is no joke.”

“The only place, the only place, that when I am going to perform, I have to install like 15 industrial electrical generators because I can’t trust Puerto Rico’s electrical grid,” he said. 

LUMA pa’l carajo,”–LUMA, go f–k yourself, he said, his eyes betraying his displeasure. The audience’s euphoria was deafening. LUMA is the private company that took over the archipelago’s power grid and has done a bastard job of it while raking in millions.

“Pierluisi and all of the mamabichos (c–ksuckers) that think they own Puerto Rico can go f–k themselves,” he added.

“This country is ours, this country is ours, and we are the one in control,” Bad Bunny told the audience. And indeed it is—i if we all vote in 2024 and take it over.

That’s what I’m hoping for.

Young Boricuas grew up under a $70 billion debt; a fiscal control board; cuts to education, pensions, and health services; the aftermath of Hurricanes Irma and María; earthquakes; corrupt governments; a pandemic; and now, to add insult to injury, the gentrification of the island under Act 60 that threatens to marginalize Puerto Ricans in their homeland.

From this litany of ills was born la generación de “Yo no me dejo” —the generation of “I won’t allow it”— radicalized by what they lived through and fed up with the corruption in government. So they took to the streets, brought down the pro-statehood government of Gov. Ricardo Rosselló in the summer of 2019, and now rail against Pierluisi’s administration.

The pearl-clutchers have countered. They say that Bad Bunny is disrespectful, a soldier of the left, and God knows what other fabrication. Some have even compared him to a young Fidel Castro—imagine.

But that can’t obscure the truth—Bad Bunny belongs to his generation and says things in their language.

His is not a political movement but a social cry of frustration, an escape from the social pressures of the youth of Puerto Rico. The message is clear and blunt: no more mamabichocracy, a group of incompetents governing the island and gorging on its colonial banquet.

Bad Bunny has not said he is pro-statehood, independence, or anything in between. Instead, he has spoken out loud about what every Boricua can attest to—that the island is in bad shape.

“The displacement of so many Boricuas that have to leave is a lack of respect. It is a lack of respect that Puerto Rico has blackouts every day, some five to four times a day. And no one has to tell me about it. Do you know why? Because I live here. I live in Puerto Rico. I have not left,” Bad Bunny said during the concert.

“You know what a lack of respect is? Teachers’ salaries, the salaries of the police, that’s a lack of respect,” he said. “It’s a lack of respect that they keep closing schools yearly. It’s a lack of respect that people do not have access to a hospital and a health care system worthy of them. It’s a lack of respect that they continue to try and lie to us and take us for fools, but they are messing with a generation that will not allow it, damnit!”

Ignoring Bad Bunny’s message under the pretense of being horrified —by the artist’s “lack of respect”— is to be deaf and blind. It’s cutting your nose to spite your face.

What hurts the “powers that be” is that Bad Bunny has put truth to the lies being peddled in Washington by Pierluisi and his pro-statehood party, the Partido Nuevo Progresista.

Their message is that everything is just fine on “the island of enchantment.”

“I do not want to be the most revolutionary, the most rebellious. I don’t want to be, I don’t know, whatever they want to call me—the most independentista (a person who wants an independent Puerto Rico),” he said.

He said it is not about political ideals and nothing against people who want statehood.

“This is about dignity and respect for a country tired of being taken for a ride year after year. And the generations growing up, the generation that is mine, is conscious of it and that it has a voice. It has the strength, and we will not allow ourselves to be disrespected again,” Bad Bunny said. “That is why they (the ruling class) are afraid.”

Those that are scandalized are from a generation that should remember the Sex Pistols saying obscenities on British television or The Clash and its Combat Rock. Instead, they need to accept that they don’t recall shit about what happened during those three days at the Festival Mar y Sol in Manatí. 

I suggest re-reading Boricua writer Manuel Abreu’s Llegaron Los Hippies to jog the memory. You were young once, said bad words, danced to music your parents loathed, and sang along to the revolutionary Nueva Trova Cubana and the Rolling Stones.

The fundamental lack of respect here is not what Bad Bunny said. It’s the hypocrisy of those objecting to it and the lies that sustain that hypocrisy. 

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Susanne Ramírez de Arellano_monicafelix-7 (1)Susanne Ramirez de Arellano is the former News Director for Univision Puerto Rico and a writer and journalist living in New York City. Comments can be sent to her email. Twitter: @DurgaOne